«LUZ DE TODA LUZ».

Dr. Felipe Guerrero

En un rincón del alma guardo un antiguo y renovado lienzo. Conservo los añejos pinceles cuando en La Grita  comenzábamos a pintar la vida. Aun recuerdo la mezcla de colores. Tanto tiempo pero al aplicarlos seguimos haciendo las combinaciones y reconocemos perfectamente cada línea y cada signo.

De  aquella lejana hora tomo ese lienzo de esperanza en donde dibujamos el bosquejo de los senderos de nuestra existencia. El cuadro de nuestro peregrinaje terrenal lo comenzamos a pintar en la distante época de nuestra niñez.

La escuela fue siempre nuestro taller de pintura en esta aldea que «es la tierra del amor sencillo… Tierra que entre colinas se destaca… Con su olor a romero y a tomillo… A  pomarrosa y albahaca». Ahora en este tiempo, seguimos acompañamos a los niños y a los jóvenes que están eligiendo cuál es el grabado que van a usar, seguimos escoltando a los pequeños chiquilines que consultan dónde colocar las luces en el grabado de sus existencias.

Es la única forma de continuar con el interminable lienzo de ilusiones,  buscando renovar  nuestra paleta de colores, para poder diseñar las imágenes cromáticas que despiertan en la Venezuela del mañana  un grupo de metáforas y acciones que aparezcan como modelos sonoros para impactarnos frente a la nueva pintura  que aparece a cada instante en la sociedad.

En estos días, Juan Alberto Sánchez, un artista de la cámara logró captar la dura realidad de los niños de mi aldea con una imagen en donde se graba  un doloroso testimonio que de otra forma pasaría inadvertido. Ante la ausencia del servicio de energía eléctrica, dos niños de La Grita se ven obligados a hacer sus tareas escolares en la acera de su casa para poder estudiar bajo la luz de la luna.

Cuando vi el extraordinario registro fotográfico recordé a Berenice Abbott la genial fotógrafa del género documental quien afirmó que «La fotografía es el medio adecuado para recrear el ahora y para ver con claridad el mundo vivo de nuestros días».

La dolorosa realidad me obliga a rescatar el verso de Walt Whitman para decirle a los niños de La Grita y a los muchachos de Venezuela: «Niño: No te detengas… No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento… Niño: No te resignes».

Niños:  En esta noche que vive la patria, la luna alumbrará mientras haces tus tareas. La luna  velará tu tristeza, pero les aseguro a todos los niños  que  mañana niño el sol se llevará con dulces cantos este dolor de absurdas  agonías, para así ofrecerte una piñata  tierna  de alegría limpia y sencilla, merecedora de tus infantiles sonrisas.

Niños: Pronto pasará esta hora  lúgubre, oscura y sombría,  porque «A pesar de tanta oscuridad, a pesar de tanta sombra a pesar de tanto dolor… Ustedes siguen haciendo las tareas iluminados por la luna», ustedes con su inocente trabajo siguen en la batalla por la vida.

Con José Alfredo Jiménez le digo a los niños de la patria nueva: «Deja que salga la Luna… Deja que se meta el Sol… Deja que las estrellitas… Me llenen de inspiración»

Niños: Con ustedes rindo homenaje  a la luz como símbolo de sabiduría y progreso en nuestras vidas.

La luz es la mejor  metáfora para la comprensión y  la verdad.

Esta postal de los niños de La Grita nos obliga a reflexionar sobre la importancia de la iluminación en nuestras vidas, tanto en términos de conocimiento intelectual como de desarrollo personal. Es un recordatorio para buscar la sabiduría y la verdad en un mundo lleno de desafíos y oportunidades.

Siempre  hay una luz que nos ilumina desde fuera o desde dentro.  Siempre somos la luz de alguien, aunque no siempre te lo digan… Siempre hay una nueva mañana tras una noche oscura. Estos pequeños de La Grita en medio de tanta penumbra convirtieron la oscuridad en día.

Ahora a la luz de la luna, los niños de La Grita son un faro para iluminar los caminos, antorchas que alumbran  para no tropezar en medio de estas tinieblas de  injusticias, de avaricias y de  ambiciones.

Vamos a derrotar la oscuridad porque la poesía es luz, la alegría es luz, la paz es luz.

Estos niños viven en la montaña porque la montaña es poesía, es alegría y es paz.

Niños de Venezuela: «En la vida hay tinieblas,  pero también hay luces».

Niños de Venezuela: Ustedes son la luz de toda luz.

Esta postal de los niños de La Grita nos obliga a reflexionar sobre la importancia de la iluminación en nuestras vidas, tanto en términos de conocimiento intelectual como de desarrollo personal. Es un recordatorio para buscar la sabiduría y la verdad en un mundo lleno de desafíos y oportunidades.

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  1. En Esa Foto De Los Dos Niños Que Originó Ésta Bella Evocación ; También Resalta La Gorra Del Magallanes Pasión De Nuestro Pueblo , Para Sustraerse De Tantos Sufrimientos …

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