«SIGAN ENSEÑANDO»

Dr. Felipe Guerrero

Hoy como todos los días elevo un Salmo de Gratitud a Dios por los Maestros que envió para que me acompañaran en mi peregrinaje. En «Caricuena» asistí a la escuela inicial de la vida. Crecí junto a mi abuela, mi madre y mi hermana. Estas mujeres padecieron una vida que no merecían, como millones de desposeídos en el mundo. Fue una existencia  llena de penurias pero de grandes experiencias.

Esas fueron mis primeras maestras. Rememorar esa infancia, es volver a  las entrañas de un pasado con muchas carencias pero con una alegre sencillez. Al recordar a todos mis maestros, intento reconstruir una historia personal con trozos de papel, con retazos de palabras que vienen  enredadas con recuerdos y amasadas con sal amarga pero también con trozos  de alfondoque, ese dulce hecho en los trapiches de «Caricuena» a  base de la miel de la panela; porque las lágrimas no siempre son de amargura.

Es un intento para reconocerme en el pasado y en este reencuentro busco peregrinar por las estrechas veredas que unen mi presente con los jardines de mis recuerdos. Es parte de mi historia personal.

Al avanzar por la vida fueron apareciendo otros mentores. Guardamos en la memoria la huella imborrable de todos los maestros que ha pasado a formar parte de nuestra vida. De algunos, ni siquiera tuvimos ocasión de despedirnos como es debido, pero seguimos agradeciendo su aportación a hacernos mejores personas. En otros casos ha sido el paso del tiempo el que ha dado medida de cómo nos marcó para el resto de nuestros días.

Al dar las gracias, rindo homenaje a los maestros… A todos los maestros que saben aprender… A los maestros que se esfuerzan por leer en los rostros de sus discípulos ese misterio que se llama vida. A los maestros capaces de reconocer que su experiencia y sabiduría es producto de muchos ensayos, pero también de muchos errores asumidos. A los maestros dispuestos a enseñar que la razón es sensible y el sentimiento razonable. A los maestros sugestionados de que la mayor virtud de la pedagogía es inducir el amor al saber mediante el saber del amor, convencidos que este saber es el más difícil de concebir. A los maestro que viven tensos entre la realidad y la utopía. En definitiva a todos los maestros que conciben la enseñanza como una polifonía de saberes.

Saludo agradecido a mis maestros de La Grita; ese solar que fue mi casa y mi escuela, donde conocí el alfabeto del mundo y, didácticamente el silabario bajo la tuición de esos inolvidables educadores de mis escuelas. Ahí aprendí a ser maestro en medio de una infancia, feliz por el entorno ecológico y materno, en donde, para decirlo con Gabriela Mistral, viví mis primeros años «de leche y de mieles»

Esos maestros me enseñaron el único y vertical oficio de mi vida: El de ser maestro. A ellos mi recuerdo agradecido.

Rindo ofrenda de gratitud a mis compañeros de travesía. Con ellos compartí los viejos pupitres del ya anciano Instituto Pedagógico y  por partida supletoria de amistad, en «APROFEP»  se multiplicaron los parientes, pues como dice la biblia «El amigo es un hermano que nace para el tiempo de dificultad» (Proverbios 17, 17), ellos nos han acompañado en estas puestas interminables del sol.

Por la brecha de los caminos de la educación, juntamos la marcha de nuestras preocupaciones con estos maestros y hoy, después de muchas lunas volvemos a encontrarnos como arrieros, llevando una carga de comunes preocupaciones.

La tarea magisterial necesita amantes que sean capaces de dictar cada clase con una mirada de complicidad; esa mirada que sólo se logra con los años compartidos en los cuales estrujamos al máximo la vida.

Rindo homenaje a los maestros que día a día trabajan en la escuela del corazón.

Con esos maestros hemos recorrido  juntos… y sin temor, todos los rincones de esta tierra. Cada clase con ellos ha sido una exaltación desmesurada del corazón. A toda hora nos reencontramos, indefectiblemente en nuestro gusto por aprender a enseñar.Ahí aparecen los otros maestros: LOS ALUMNOS… Esos son los grandes  maestros de la esperanza. Todos los días nos enseñan que las gotas de lluvia pueden disfrutarse, que el rocío de la mañana es poesía, que en el asombro ingenuo está la clave de la investigación y que elevando papagayos juntos, podemos alcanzar las nubes y poner a volar nuestros sueños.

MAESTROS: Sigan haciendo lo que aman. Los maestros venezolanos cargamos las cicatrices del tiempo y del olvido, pero  seguimos caminando porque para nosotros el camino no termina nunca.Los Maestros tienen la tarea de enseñar  la formula que permite hacer posible lo imposible. En esta histórica fecha les digo: «SIGAN ENSEÑANDO»

1 Comments

  1. En Éste Largo Caminar ; Bendito Dios Que Nos Ha Dado Muchos Compañeros Para Compartir Y Sobrellevar La Carga …

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