«LECCIONES DE ESTAS ELECCIONES»

Dr. Felipe Guerrero

Este Domingo 22 de octubre, muy temprano partimos hacia la comunidad de la «Unidad Vecinal» a testimoniar con el voto nuestra vocación democrática. Cada vez que la sociedad nos convoca a participar en un acto electoral, junto a mi esposa nos acercamos al Centro de Votación «Leonardo Ruiz Pineda».

Y… cuando depositamos un voto en ese espacio renovamos el recuerdo a este héroe de la libertad y la democracia asesinado por los esbirros de la Seguridad Nacional. Dirá el poeta del pueblo que «Leonardo dejó de ser un luchador aguerrido y polémico para convertirse en una bandera, en una voz de reclamo, en un camino, que son formas superiores de lucha».

En ese espacio de la «Unidad Vecinal» conviven tres monumentos: La escuela, la plaza y el templo.   No es la primera vez que nos juntamos hombres y mujeres con múltiples visiones, en hermosa pluralidad de sueños para construir como hermanos una realidad distinta. Ese ambiente por si solo es una convocatoria a vivir en libertad. Junto a la refrescante vegetación ese entorno tiene comodidad, holgura y amplitud.

Este 22 de octubre no se nos permitió entrar a la escuela. Las aulas que son escenario de formación y socialización fueron cerradas. Tenemos la certeza de que se acerca la hora en la cual la escuela volverá a ser un espacio para todos, es decir, una institución democrática, basada en la libertad, donde nadie se sienta excluido.

En esta fecha, asistimos al ejercicio democrático de «Las Primarias» en la plaza. Esta explanada representa un tipo particular de espacio público. Numerosas son las creaciones culturales que nos dejaron los griegos.  Una de ellas, relacionada con la institución de la vida social, fue la democracia, entendida, como «poder del pueblo» que se practicaba en el ágora

En esta fecha antes de depositar nuestro voto, asistimos al templo que está frente a la plaza como lugar de encuentro de los discípulos del crucificado cuyo evangelio es «La espada de los pobres, porque resucitado vive por siempre en la rebelión de los oprimidos y en el amor sin lágrimas»

Esa fue otra lección del domingo. La presencia miles de venezolanos que se acercan al hogar del mártir del calvario porque creen en la justicia, porque hemos aprendido en la lucha a ser más fuertes, a reír y a sufrir, porque vivimos de una esperanza inquebrantable que brota de la fuerza liberadora de un Libertador Ajusticiado. La fe depositada en el Resucitado nos ayuda a vivir la lucha con infinita esperanza, humildad y generosidad.

La elección fue la mayor demostración del compromiso de los cristianos en el mundo. Hemos expresado ese compromiso de diferentes modos, uno de ellos ha sido con la activa participación en la acción política. Entre los Santos de la Iglesia se encuentran numerosos hombres y mujeres que se han santificado a través de su generoso compromiso en las actividades políticas y de gobierno. Resulta prudente destacar la figura de Tomás Moro, proclamado Patrón de los Políticos, que supo testimoniar hasta el martirio la «inalienable dignidad de la conciencia»

Desde sus inicios, los jerarcas del régimen se han encargado de satanizar a los partidos políticos. El asedio ha sido una constante. Las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia que imponen unas nuevas directivas a los partidos opositores han representado duros golpes contra los partidos y la institucionalidad. El objetivo es claro: El gobierno busca vaciar a las organizaciones opositoras de su esencia para que solo exista el partido de los inquilinos de Miraflores.

Junto a la lección del pueblo organizado se suma la lección de miles de activistas de las autenticas organizaciones partidistas que asumieron responsablemente la tarea de organizar y cuidar la pulcritud del proceso.

La mayor lección la dio el pueblo venezolano. Al ver las gigantescas y ordenadas colas de tachirenses dispuestos a votar a pesar de los obstáculos colocados por los personeros del régimen, resonó en el ambiente la voz de Andrés Eloy Blanco quien nos dijo: «No hay en la tierra un pueblo de mayor resistencia ni más bueno que el mío» y en esa hora sentimos el hermoso orgullo de ser venezolanos pues como dijo el poeta:  Este es un pueblo impregnado de una «mística telúrica, donde no es posible separar las andanzas del ser de las andanzas del suelo».

Nuestro recuerdo y nuestro reconocimiento a ese pueblo que nos dictó lecciones de civismo, de orden, de respeto y que con su comportamiento se convirtió en el gran protagonista de nuestra historia.

En medio de tantas lecciones, este domingo 22 de octubre volvimos a soñar. Los inquilinos de Miraflores, desde el 2 de febrero de 1999 han intentado robar los sueños que alimentan la riqueza de este pueblo que desea ser libre.  Con las Elecciones Primarias se renovaron esos sueños.

Nos dijo el pueblo que debemos preservar esos bellos sueños para que nadie los robe y los destruya. Convertir la poderosa fuerza de los sueños en instrumento liberador es la nueva tarea. Vamos a recoger los sueños de los venezolanos que están encarcelados y de los que partieron más allá de nuestros linderos nacionales para convertirlos en herramienta creadora que perfora imposibles para lograr la libertad.

Buen momento para que la memoria agradecida recuerde a todos los hermanos que murieron en el camino portando un morral con su cargamento de sueños. Esos sueños perviven en nosotros. Son como la energía que nunca se pierde y que continuamente se transforma.  Esos sueños nos ayudan y son parte de nuestra resistencia

Que nunca olvidemos las «LECCIONES DE ESTAS ELECCIONES»