En esta fecha y en este suelo de nuestras mayores querencias y arraigos, vamos peregrinando mientras cantamos: «En Táriba encendiste nuestra primera aurora, / Con tus divinos ojos, oh Madre de la luz, / Y desde entonces fuiste la fiel consoladora, / llorando nuestras penas al pie de nuestra Cruz».

En este peregrinaje camino al hogar de María de la Consolación tenemos oportunidad para la reflexión personal, para la oración, para el disfrute de la amistad con otros peregrinos. Es una buena marcha para la renovación y el crecimiento de la esperanza.

En esta estación, nuestro hermano ERNESTO CONTRERAS ANGULO, partió en el Peregrinaje de la Resurrección portando la bandera de la solidaridad para llegarse hasta las inmensas llanuras del cielo.

Con este peregrinaje, ERNESTO da continuidad a su tránsito por la tierra. Ahora se une a los coros celestiales que lo reciben en el paraíso porque ERNESTO cumplió perfectamente el gran mandamiento del amor.

En momento solemne Jesús nos enseñó la fórmula sencilla que debemos practicar para tener acceso a ese paraíso: «Vengan, benditos de mi Padre, reciban la herencia de mi reino. Porque tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y me diste de beber; estaba desnudo y me diste vestido, estaba enfermo y fuiste a visitarme… (Mateo 25, 34-36)

En las diferentes dimensiones de su vida, ERNESTO CONTRERAS ANGULO cumplió cabalmente el mandamiento del amor, expresado en el servicio generoso y solidario. Con certeza afirma el místico español y doctor de la Iglesia San Juan de la Cruz que «Al final de la vida, nos examinará de AMOR, porque cuando nos presentemos ante Dios, la gran pregunta a responder será: ¿Cuánto has amado?

Ya nuestro hermano ERNESTO CONTRERAS ANGULO respondió satisfactoriamente esa interrogante. En un mundo donde el amor es ultrajado y confundido con cualquier cosa, en cada actuación personal ERNESTO supo rescatar su verdadero significado, recordando que hemos sido creados para amar al Dios creador y para transmitir ese Amor a nuestros semejantes.

En este peregrinaje, después de una vida amando con alegría, ahora al momento de presentarse ante el Todopoderoso pudo decir con satisfacción: «Señor yo amé, y viví».

El peregrinaje que acaba de concluir ERNESTO CONTRERAS ANGULO no fue para él una simple andanza en romería, sino que fue la metáfora de una densa y profunda formación en la fe y la esperanza.

En este día, mientras marchamos al hogar de MARIA DE LA CONSOLACIÓN, nuestro hermano ERNESTO CONTRERAS ANGULO camina al cielo, vestido con el traje de sus buenas obras. Decidió viajar hasta la tierra prometida, a esa tierra que es tan suya y por eso siempre transitó por los limpios caminos que conducen al paraíso.

Con ERNESTO CONTRERAS ANGULO compartimos hermosas jornadas de lucha cívica a favor de esta tierra como parte integrante de la patria grande. En los momentos luminosos cuando abonábamos el terreno para el esfuerzo democrático y pluralista, desde la «Fundación Rerum Novarum», recuerdo que me dijo: «Entre todos vamos a construir una sociedad justa y democrática, de la que formen parte todas las personas. Sumemos esfuerzos para educar a la comunidad, de forma tal que cada uno sepa que tiene derechos y obligaciones. Vamos a educar a la población para la libertad, vamos a juntar nuestras voluntades para que a través de un intenso programa de formación ideológica logremos construir una sociedad más humana, más justa y democrática».

Se marcha al paraíso celestial recordándonos que debemos apostar por la esperanza, una esperanza que se vertebra sobre la vía de la Política con mayúsculas, entendida como caridad social y diálogo fraterno. Estoy seguro que nos seguirá acompañando en ese esfuerzo queexige de los cristianos una implicación en el ámbito público.

En las horas iniciales de la «Fundación Rerum Novarum», integró el grupo de los que portaron el estandarte de la formación en el Humanismo Cristiano. Contribuyó en iluminar la certidumbre de que es mejor morir de pie, que vivir de rodillas. Y se echó a andar con la adarga bajo el brazo, y se fue a luchar y a construir una patria mejor, lucha de la cual no abjuraría jamás, por más que le viento soplara en dirección contraria.

Su peregrinaje terrenal fue una gesta hecha a imagen y semejanza de los sueños que había acariciado desde el Personalismo Comunitario.

Aspiró estos aires de utopías y luego se quedó dormido, en esta fecha de celebración en esta tierra fronteriza, como los niños tachirenses que con el corazón acelerado, cierran los ojos y esperan el soñado el despuntar del nuevo día para peregrinar hasta la Perla del Torbes.

Como hermanos de ideal, la fraternidad sigue ardiendo en nuestros corazones. La nostalgia y las lágrimas, dicen, son la cura que vence al olvido, porque la desmemoria es el caldo que cultiva la ingratitud y ERNESTO CONTRERAS es por cierto la sonrisa abierta de la gratitud.

Y en la travesía del recuerdo, fluyen las imágenes sin tiempo ni espacio, porque los que nos sentimos hermanos, la fraternidad se troca en ese extraño magma que se llama eternidad.

Al son del alma y al ritmo del corazón quedan los millones de recuerdos de quienes fuimos sus compañeros y hermanos de ideal. ERNESTO CONTRERAS frente a los excesos del verbo, esgrimió la reflexión; frente al monólogo excluyente opuso siempre diálogo civilizatorio.

ERNESTO: A la hora de tu peregrinaje hacia el cielo, nos has dejado el obsequio de tus lecciones envuelto en el valor de tus palabras, que tienen la densidad del trueno porque están rubricadas por el testimonio de tu vida. En este momento necesitamos con apremio el oxígeno para que la memoria no nos haga olvidar lo que hemos sido.

Qué afortunados quienes fuimos sus compañeros de ruta y quienes lo conocimos de cerca, los que pudimos comprobar a lo largo del tiempo su nobleza de espíritu, su sencillez, su férrea determinación, la genialidad y claridad de sus ideas, su disciplina para alcanzar los más profundos ideales y esa generosidad de espíritu al servicio de los demás.

Hoy estamos viviendo EL PEREGRINAJE DE ERNESTO