RENOVACIÓN  DE  ESPERANZA

Dr. Felipe Guerrero

Los años iniciales de la década de 1980 mostraron a la sociedad Tachirense y al conglomerado nacional la presencia de la mujer venezolana en destacadas tareas de liderazgo social. En efecto, desde el año 1981 comenzó a ejercer la Presidencia del Concejo Municipal de San Cristóbal Yraima Ruiz de Guerrero, pues la larga tradición indicaba que desde los tiempos iniciales del nacimiento de la Villa de San Cristóbal hasta el año 1981, la conducción del  Ayuntamiento Capitalino había estado en manos de varones. Por primera vez una mujer asumía la  tarea de orientar  los destinos del  Cabildo de la ciudad capital del Táchira.

También, en los primeros días del año 1984 otra mujer, la profesora Luisa Pacheco de Chacón, se juramentaba como Gobernadora del Táchira ante la Asamblea Legislativa del Estado, para convertirse en la primera dama que ocupaba tan alta magistratura en la entidad.

En esa hora, dos mujeres condujeron los destinos de esta tierra fronteriza y las dos coincidencialmente educadores con un elevado compromiso de lucha social,  pues ambas recibieron una densa  formación humanista en las «Residencias de Aprofep», por eso colocaron en el primer plano de sus preocupaciones el desarrollo de las cualidades esenciales del ser humano

En ese momento, como protagonistas de primera magnitud emergían dos mujeres con una voluntad de permanencia histórica tan grande, que hoy luego de casi medio siglo, el Táchira sigue siendo heredero de los procesos de transformación que ellas iniciaron.

Desde los días iniciales de nuestra formación magisterial en el viejo Instituto Pedagógico de Caracas, junto a Luisa e Yraima,  integramos esa entusiasta vanguardia juvenil que hizo un denso aprendizaje social discutiendo diferentes conceptos sobre el papel del estado, definiendo el fin último de la actividad política, escudriñando la realidad nacional, precisando el trascendental concepto de la dignidad de la persona humana, amalgamando nuestros modos personales de pensar para enriquecerlos con valiosas orientaciones de justicia social.

La recia contextura ética del humanismo cristiano nos empujó a participar activamente en la contienda cívica.

Por ser discípulos del Resucitado le cantamos a la vida, a la esperanza, a la amistad, a la resurrección.

Hoy cuando nos informaron que Luisa Pacheco de Chacón había partido a la patria de la eterna primavera,  sentí que se fue como una adelantada de la luz,  una hermana, una  amiga y por eso nos vemos obligados a renovar nuestra esperanza, porque somos seguidores de quien venció a la muerte.

Con Luisa compartimos nuestra formación en el Pedagógico de Caracas y en los hogares de «APROFEP», nos adherimos a millones de experiencias en las aulas de escuelas o liceos y en las aulas de la calle, concordamos en la heroica batalla por una Universidad para esta tierra y de esa jornada le quedó al Táchira el Instituto Universitario de Tecnología «Agro-Industrial Región los Andes» junto con la Universidad Nacional Experimental del Táchira, coincidimos en brillantes jornadas de lucha en el Colegio de Profesores; porque vivimos la estación propicia para el combate, siempre navegando en el mar del idealismo, apuntando el esfuerzo hacia metas superiores.

Estamos seguros que desde el cielo, LUISA nos ayudará para seguir luchando por esta tierra. Esa es nuestra RENOVACIÓN DE ESPERANZA.