«SEMBRADOR  DE  ESPERANZAS».

Dr. Felipe Guerrero

Cuando conocí la dolorosa noticia que anunciaba la partida a la patria de la eterna primavera del maestro CARLOS QUERO, me atreví a afirmar que nuestro amigo y hermano  había escogido un mal momento para partir.

CARLOS QUERO, el entrañable compañero de ideal con quien libramos miles de batallas a favor de la Revolución Personalista y Comunitaria, formó parte de esa rara especie de hombres que viven a plenitud la vida y se les olvida cultivar enemigos.CARLOS QUERO perteneció a ese reducido grupo de seres humanos, que parecieran estar iluminados por la antorcha de la simpatía y la confraternidad. Esos seres que como dice  Bischoff:  «Son los atrevidos que deciden vivir sin máscara para disfrutar de sus amigos y de los amigos de sus amigos».

Partió de Villa de Cura a Caracas para formarse como maestro, con el propósito de ayudar a construir un mundo mejor. En ese peregrinaje nos encontramos en las viejas y recordadas aulas del Pedagógico de Caracas y en las viejos y queridos espacios del hogar de «APROFEP». En esos ambientes compartimos con CARLOS QUERO y con el millón de seres humanos humildes y sencillos, que se atreven a ponerse de pie y ver un camino de luz en donde los demás ven sombras.

Qué afortunados somos los que lo conocimos de cerca, los que pudimos comprobar a lo largo del tiempo su nobleza de espíritu, su sencillez, su férrea determinación, la genialidad y claridad de sus ideas, su disciplina para alcanzar los más profundos ideales, su lucha diaria y esa generosidad de espíritu al servicio de los demás. En una sola vida, solamente un gran hombre como él pudo realizar tantas tareas de servicio y dictar tantas clases acompañado de los «Pizarrones Negros» en las escuelas y de los «Pizarrones Verdes» en las calles y veredas

A la hora de su nacimiento a la vida eterna, CARLOS QUERO, nos deja un legado maravilloso para el futuro, de enseñanzas, de firmes y sabias palabras a través de sus escritos e intervenciones orales y de gratos recuerdos de cariño y admiración por quienes fuimos compañeros de ideal en el Pedagógico y en el Colegio de Profesores. De él aprendimos su gran amor al trabajo bien hecho, su fidelidad para defender nuestras ideas del Humanismo Cristiano,  de la concentración de energías en aras de formar a las nuevas generaciones  y de su satisfacción por haber logrado ese deber cumplido.

A quienes tuvimos el privilegio de tratarlo, ahora cuando en Venezuela ya se comienzan a respirar aires de  libertad y comienza a florecer la primavera del retorno a  la democracia, nos acongoja su partida, porque la patria que él tanto amó pierde a uno de sus mejores servidores, que siempre reflejó con humor nuestra compleja idiosincrasia mestiza e irreverente.

CARLOS: Contigo se ha ido un referente del Humanismo Cristiano, un cronista, un maestro divulgador de la Historia, un «APROFEPISTA» prolífico, apasionado, y sobre todo, servicial, humilde, afable y afectuoso, querido por todos.

CARLOS: Vivirás y brillarás en nuestros recuerdos siempre y no quedarás relegado al olvido como tantos otros a quien el poeta identificó como «El Millón de Grandes», porque tú eras irrepetible.  Eras un buscador incansable de causas, un paciente artesano, un buhonero de la Historia, de nuestra Historia, tan pequeña y, a menudo, tan desconocida. Investigador e historiador, siempre escarbando aquí y allá en  nuestras humildes y anónimas comunidades retazos y recuerdos que compartías con todos sin perder ni el rigor, ni el humor ni la sonrisa, por la mera satisfacción de sacarlos a la luz y, gozosamente, compartirlos.

CARLOS: Descansa ya en  paz junto al eterno Maestro. Descansa de  tus muchos afanes y trabajos, cumplidos hasta el último momento y que tanto nos enriquecieron a todos.Que descanse en paz este «SEMBRADOR  DE  ESPERANZAS».

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