«MILAGRO DE AÑO NUEVO»

Dr. Felipe Guerrero

Concluye un año.  Ante nuestros ojos se desnuda otro tiempo. Estas horas de final de un ciclo y de inicio de otro me llenan de recuerdos, de nostalgia y de esperanza. Me ilusiono y deseo que la tierra en barbecho esté preparada para la siembra y la cosecha.

Confío en Dios, me abrazo fuertemente a sus promesas,  aferrado a ellas auguro para este 2024 una travesía grata, un viaje en el que volveré a blandir sueños que se han diluido. Tomo fuerzas, levanto la mirada y me impulso hacia el año que ante mí se desabriga.

Ofrendamos este nuevo año al Dios que hace nuevas todas las cosas. En esta estación, al concluir una jornada y reiniciar la marcha, le pedimos al Dios de la liberación que sea Él quien tome las riendas de nuestras vidas. Buena esta hora para abandonarnos a su voluntad y así conseguiremos que en este año 2024  la vida que nos tocará vivir tendrá una nueva claridad y un dulzor deseable.

Comenzamos a peregrinar por caminos propicios para construir nuestra utopía.  Sueño que en este año que se inicia llegará el momento en el cual seremos capaces de elevarnos por encima de los egoísmos para vivir juntos en hermandad. Sueño que con esta fe seremos capaces de transformar los límites de la desesperación. Al iniciarse un nuevo año, afirmo con palabras del poeta que «De las dificultades nacen los milagros», porque en los momentos difíciles yacen oportunidades que parecen imposibles.

Esto es lo que necesita nuestra comunidad. Esto es lo que requiere este pueblo de Dios que en marcha interminable camina por este desierto.

Estas horas de final de una temporada  y de apertura de una nueva estación, es un buen  tiempo para renovar nuestra esperanza. Hoy como nunca recuerdo la expresión del poeta:  «Qué dignidad tan grande tenemos quienes creemos siempre en la vida, que encontramos resurrección con solo ver una flor brotando entre las ruinas».

Claro que en esta aldea está lloviendo y  junto a la obstinada llovizna sentimos el abrazo del viento frio de las ausencias y en cada bocanada de aire, el hielo se adueña de nuestros corazones sin reparo.

Claro que la ventisca sopla fuerte y cortante en estas calles vacías, ráfagas de borrasca pasan silbando entre las grietas alrededor de las puertas  y se cuela por los rincones provocando interminables escalofríos,
En medio de este gélido escenario, surge el calor de la esperanza que nos abriga y nos mantiene cálidos. A pesar de las inclemencias de esta estación que vive la patria,  descubro que con el nuevo año  hay un sol al acecho y tengo la certeza de que la frescura de la patria se vestirá de libertad.

Viene un tiempo para vivir una eterna primavera. Ya comenzamos a desenredar los silencios, ya empezamos a  desmadejar  las ráfagas de aislamiento y empezamos a regar estos barbechos desolados con semillas de ilusión para que germine en obras buenas.

En la quietud de estas tardes serenas de final de año, desde la ventana miro a lo lejos el verde azulado de los cerros de La Grita, atisbo de igual el cielo lejano e infinito donde se arremolinan las nubes con medialuna de tarde también, y solo me sale del alma darle las GRACIAS al «CRISTO DEL ROSTRO SERENO» por la vida que nos regala y que nos permitirá ver en el nuevo año una hermosa primavera porque él nos aseguró: «Yo hago nuevas todas las cosas. Y dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas» (Apocalipsis 21,5).

Al abrirse las puertas de un nuevo año resucita el milagro del entusiasmo.  Se abren las compuertas de las emociones y resurgen, uno a uno, los tesoros que guardamos ocultos

El entusiasmo es el complemento del conocimiento. Sin entusiasmo no se va muy lejos. Es justamente la falta de entusiasmo lo que nos ha debilitado, produciendo desinterés y hastío ante cualquier actividad que exija esfuerzo. Es con entusiasmo como se consiguen los grandes objetivos y se revierte la adversidad.

Navidad y Año Nuevo son tiempos de espera, pero también de búsqueda.  Es caminar con la certeza de que Dios ya está presente entre nosotros, golpeando las puertas de la historia para encontrar un pesebre donde pueda compartir con los Venezolanos.

Esta estación nos invita a volver los ojos sobre nuestro tiempo para descubrirlo preñado de salvación; nos convoca a limpiar nuestra mirada para hacerla sensible a los pequeños, sutiles, cotidianos signos de la presencia del Dios de la Vida brotando aquí y ahora.

Buena hora para decir con Andrés Eloy: « ¡Ay, la Patria y sus niños! … Quiero besar a un niño de mi pueblo… Con el sol de mi tierra entre sus ojos… Y  el amor de mi madre entre mi beso».

En el inicio de este nuevo año, le pido al Dios de la Esperanza que nos regale: «Ojos nuevos con los que podamos ver aquello que otros no ven, manos prestas a dar aunque queden vacías, frases que pronunciemos a quienes necesitan oír algo más que palabras, oídos prestos a escuchar lo que otros tienen que decir, valentía para hacer frente a los temores que nos acechan y nos paralizan convirtiéndome en un ser apocado, extender  mis viejas alas para alzar el vuelo llegando allí donde Dios me quiera hacer  llegar, seguir esgrimiendo la fe como bandera alzada en un decrépito castillo que tras muchas embestidas aún no ha sido derribado, acunar en mi pecho la sensación deleitosa de saber que soy peregrino en esta tierra».

Tengo la certeza de que el Todopoderoso «habitó entre nosotros» (Juan 1,14). Esa evidencia me permite asegurar que vivimos el esperanzador «MILAGRO DE AÑO NUEVO»

4 Comments

  1. Ana Cecilia.

    Dr. Excelente la manera en qué ud, enfoca la realidad de la vida y, de la Patria.

  2. Jose A Roa Contreras

    Hermosa reflexión de año nuevo de la brillante pluma de este gran Educador y Maestro de generaciones.

  3. El Dios De Los Cielos Recoja Todas Tús Palabras Y Las Transforme En Lluvia De Bendiciones Para La Humanidad …
    Bendecido Y Feliz Año 2024 ..

  4. MAILY OCHOA

    Excelente sentir y expresar lo que muchos gochos sentimos. Bendiciones para todos en especial al redactor.

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