MÁS ALLÁ DEL SOL

Dr. Felipe Guerrero

El sólo conocer que nuestra hermana HAYDEEE CARRILLO DE RUIZ retornó a la casa del Padre me permitió redescubrir que ella partió al encuentro con el Dios de la vida y esa convicción nos sirvió para reencontrarnos con la esperanzadora exhortación del maestro, porque quienes somos discípulos del Resucitado, recordamos su eterno mensaje: «Salí del Padre y vine al mundo, de nuevo dejo el mundo y regreso al Padre» (Juan 16,28).

Acaba de regresar a la casa del Padre la «LA MAESTRA HAYDEE CARRILLO» o «LA MAESTRA NENA» como acostumbraban identificarla los vecinos de Las Mercedes del Llano.

Y… Quienes conocimos su obra, su trabajo y su dedicación sentimos  una tristeza profunda y muy amarga, un trago doliente porque, las despedidas de las personas que han servido generosamente a la comunidad son un lance que requiere mucha entereza.

«LA MAESTRA NENA» dedicó su peregrinaje terrenal a servir desde las escuelas de la inmensa planicie de nuestra patria. Conocía perfectamente a los niños y a las familias del llano venezolano y sabía perfectamente que los habitantes de estas tierras son ante todo como bien los dibujó Rómulo Gallegos: «indómitos y sufridores, leales con los amigos, humildes a pié y soberbios a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse… ».

El autor del libro de la Sabiduría nos asegura que «Las almas de los justos están en manos de Dios y no los alcanzará ningún tormento».  La muerte es un misterio, pero confiamos que el Todopoderoso está con nosotros -con nosotros en nuestro peregrinaje terrenal y con nosotros en nuestra presencia en el reino celestial. 

Extendemos nuestro abrazo solidario a toda la comunidad de Las Mercedes del Llano y desde «La Fortaleza» que es nuestra pequeña Iglesia Doméstica, la FAMILIA GUERRERO RUIZ se reúne en oración de esperanza para arropar a toda la FAMILIA RUIZ CARRILLO, para agradecer a Dios por la vida de servicio de esta gran mujer

Nos cuesta no poder estar en esta hora en Las Mercedes del Llano acompañando a la familia y amigos de «LA MAESTRA NENA». La fuerza de la oración y el inmenso cariño nos hace estar unidos a todos, aunque no estemos presentes físicamente.

Damos Gracias a «LA MAESTRA NENA», por habernos acompañado hasta aquí. Hemos llegado juntos a este momento, que no es el final, sino el principio.

En esta hora hacemos nuestros los versos de «Mi Querencia» y en humilde parafraseo cantamos: «Lucero de la mañana… Préstame tu claridad… Para alumbrarle los pasos… A LA NENA que se va»

En este momento, cuando nos faltan las palabras para expresar lo que sentimos y vivimos, viene en nuestra ayuda la Palabra de Dios. Es el mensaje que nos invita a la esperanza cristiana y al agradecimiento. Dice el profeta Isaías que el Señor «Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará las lágrimas del rostro de todos nosotros…» (Isaías 25, 8-9)

El Señor ha vencido definitivamente a la muerte con su resurrección. Este acontecimiento central de nuestra fe, da sentido a nuestra existencia. Ya «LA MAESTRA NENA» vivió su Pascua de Resurrección.

En el peregrinaje por este desierto, el texto evangélico es un oasis que nos recuerda el secreto de la verdadera y auténtica felicidad. Asegura la palabra de Dios que es feliz quien se entrega, se da a los demás, quien antepone el bienestar del otro, el del hermano, al suyo propio. En esta verdad fundamental, «LA MAESTRA NENA» fue el mejor testimonio, disfrutando por que los demás estuvieran bien, atenta a todos y en todo, preocupada por quien la pudiera necesitar. Y… Ella volvió a escuchar la gran promesa de las bienaventuranzas: «Estén alegres y contentos, llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. (Mateo 5, 12)

Sólo el Dios Todopoderoso puede compensar a «LA MAESTRA NENA» todo el bien que hizo en su peregrinaje terrenal. El mejor premio es estar en el cielo que es la presencia continua de Dios, el cielo es el encuentro, el banquete, la plenitud de la vida. Que este cielo prometido por el Señor sea la mejor recompensa para ella.

Como olvidar que hace más de tres décadas, durante el mes de agosto de 1992 la Familia Ruiz Carrillo nos recibió para la realización del «Primer Encuentro Familiar». Bajo la protectora sombra del Tamarindo, «LA MAESTRA NENA» se desvivía por atendernos a quienes llegábamos a Las Mercedes del Llano desde los más diversos lugares de la patria. La hermosa experiencia que iniciamos con ese generoso apoyo creció como un frondoso samán con saldos altamente positivos.

Tenemos la convicción de que a esta hora, en medio de los coros celestiales estará «LA MAESTRA NENA» junto a «Doña Negra», Luis Enrique, Roger, María Luisa y Alfredo interpretando el «Aquí estamos… Tus hijos, mis hijos, sus hijos / Hermanados por el corazón / Donde una voz muy querida nos grita / Hermandad, hermandad, mucha unión»

Quienes seguimos peregrinando acá en la tierra, vamos a notar su ausencia. Su familia, sus amigos, quienes fueron sus alumnos, la comunidad de Las Mercedes del Llano y tanta gente a la cual le sirvió con generosidad. «LA MAESTRA NENA» fue una discípula del Resucitado que entendió y vivió plenamente el «Ser para los demás», que está en la raíz de las bienaventuranzas y de la vivencia del Evangelio.

«MAESTRA NENA»: Hoy desde estas montañas andinas descubrí una eterna monotonía de ausencias… Te imagino ascendiendo a esa patria que está más allá del sol. En ese ascenso de resurrección «El mar y el cielo se ven igual de azules… Y en la distancia
parece que se unen… ». Es la hermosa experiencia que permite admirar el remanso de las inmensas llanuras mientras que tú portabas la ilimitada alegría de tus obras. Nosotros cerca de tu surco sembramos un rosal que seguramente florecerá con otras alboradas.

«MAESTRA NENA»: Seguimos abonando la tierra que ahora nos pesa demasiado mientras que tu ya vives «MÀS ALLA DEL SOL»

1 Comments

  1. María Daniela Carrillo

    Muy hermoso, así era ella y seguirá siéndolo en nuestro corazón 🙏🏽

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