REPIQUE DE NOSTALGIA

Dr. Felipe Guerrero

En esta estación, por el mes de Agosto regresamos a La Grita. Retornamos a nuestra querida Atenas para «Celebrar la vida, la lucha, la dignidad. Para no olvidarnos de lo andado, ni de lo construido… ¡Para estar al lado de los paisanos y recordar juntos. Para escucharnos, para vernos, para reconocernos, para abrazarnos..!.».

Llegamos y nos reencontramos con nuestras raíces frente al Templo de María de Los Ángeles, la madre del cielo cuya fiesta celebramos el dos de Agosto. El hogar de la Virgen de los Ángeles se localiza en un espacio que me resulta tan familiar. En un esfuerzo por rememorar los tiempos de mi niñez, al conjuro de una invocación, acude a la cita con la memoria, mi venerable Escuela «Padre Maya», una institución con amplios corredores, con luz y sombra para todos; con gruesos muros agrietados exhibiendo una presencia centenaria. Al lado el histórico Colegio creado por Monseñor Jáuregui y frente a esas inolvidables casonas se encuentra la «Plaza Jáuregui» o mejor el «Parque de los Saberes» con árboles nervudos de ramas vencidas y arrugadas por el tiempo. Ese espacio siempre estaba llena de voces, trenzado de trinos y bañado de lluvia amanecida.

Ahí me reencuentro con mis paisanos… Con los de ayer y los de hoy. Todos conservan su sonrisa ataviada por la luz de unas miradas cargadas de fe y de esperanza. Este dos de Agosto conmemoramos el Día de María de los Ángeles y el Seis de Agosto celebramos la Fiesta del Santo Cristo de La Grita. Por eso las miradas de mis coterráneos inundan las almas de un inusitado sabor amigo, logrando que los nativos y los visitantes disfruten de  su alegría y se iluminen con la intensa claridad que desprenden los corazones de los Griteños. 

Deshojando el pasado me reencuentro en ese templo de la Virgen de los Ángeles, porque siendo muy niño participé en su construcción y ahí cumplí la misión de «Campanero» que me asignó el Padre Sandoval cuando fui «Monaguillo» de la Parroquia.

Hace muchas lunas me correspondió realizar la tarea de repicar las campanas para convocar a los oficios religiosos. El anuncio para la Celebración Eucarística se realizaba mediante tres avisos. El primero de ellos, se hacía media hora antes de la misa. El segundo, quince minutos antes, y el tercero y último, justo al momento de empezar la ceremonia.

Cada vez que visito estos escenarios experimentó una fuerte impresión por el dulzor amigo de los días pretéritos y porque en estos lugares, encauzados por nuestras ilusiones se crearon muchos de nuestros sueños.

En ocasión de la Fiesta de la Virgen de los Ángeles volvemos a reencontrarnos con nuestras utopías. Algunas se han cumplido, otras sólo las hemos soñado, como el territorio ideal donde reina la armonía y la convivencia, pero lo cierto es que aquí estamos y aunque con algunos años más, admito tener ese mismo sentir que lo soñamos en este territorio de nuestra infancia, por eso hoy y aquí volví a oír las viejas campanas que me ofrecieron su repique de nostalgia. 

La Casa de la Virgen de los Ángeles y el millón de lecciones recibidas en este «Parque de los Saberes» las llevamos permanentemente en nuestro morral, porque todos esos aprendizajes siguen morando en un lugar donde no tiene cabida el olvido. 

En este tiempo celebramos la Fiesta de la Virgen de los Ángeles y del Cristo del Rostro Sereno. Celebramos esos recuerdos que nos dan identidad.

Esta es una buena estación para compartir el pan y la palabra con los que amamos, festejar la amistad, reencontrarnos, abrazarnos, ser y estar en estas fechas, celebrar la vida con la seguridad de la que la existencia es un misterio encantador, y hasta creer, con la fe inocente de los niños, que la existencia humana, a pesar de sus horrores y sus errores, tiene un algo de milagro y que nada perdemos y mucho ganamos en mirar al cielo y dar las gracias.

En esta primavera que se vive en La Grita, deseo que la vida le depare a todos mis paisanos infinitas razones por las que puedan sentir alegría, ocasiones para seguir luchando, motivos por los que al despertar cada mañana puedan enarbolar la esperanza en su mirada.

Deseo que la VIRGEN DE LOS ANGELES interceda ante el Padre Celestial a favor de tantos necesitados a fin de que llegando desde el Cielo el rocío de la gracia, mitigue nuestras penas y dificultades.

Elevo mi plegaria para que el CRISTO DEL ROSTRO SERENO, en su infinita misericordia, instale en el corazón de cada venezolano el propósito para que el peregrinaje de su vida terrenal sea un recorrido de servicio para construir la patria nueva. 

Esta plegaria la hago desde la «Plaza Jáuregui» o mejor desde el «Parque de los Saberes» en medio de un REPIQUE DE NOSTALGIA