UNA MUJER BIENAVENTURADA

Dr. Felipe Guerrero

Somos el eco de las profecías que reverbera en la historia hasta el fin de los siglos, para que en cada instante de sus cumplimientos encuentre el aire vibrando con las palabras que lo significan. Pero hay una que se cumple siempre, en todas las edades, y que, por tanto, podemos repetir aquí y ahora y durante todos los días de nuestra vida, y más allá, después de nuestra muerte.

Es la Profecía que anuncia el premio que van a recibir los hijos predilectos de Dios. Ese vaticinio lo conocemos con  el nombre del Sermón de la Montaña o también llamado de Las Bienaventuranzas, porque la palabra «BIENAVENTURADA»asignada a una mujer significa  que  es afortunada y feliz, que goza del bienestar,  la ventura y  la felicidad plena que es concedida por Dios

Acaba de partir al paraíso celestial MARIA LUISA RUIZ DE CELIS o mejor dicho acaba de nacer a la vida eterna «MANA»: Una mujer Bienaventurada.

Se fue a recibir el merecido premio que el Todopoderoso tiene reservado a las
«BIENAVENTURADAS».

Jesús dijo: «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» y  «MANA» pertenece a ese selecto grupo de hijos de Dios que van al paraíso celestial porque lo han merecido más por la humildad de sus almas que por la carencia de bienes.

Después de este esperanzador anuncio, siguió el Señor diciendo: «Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados». En los muchos sufrimientos que experimentó «MANA»  siempre se escondía  una particular fuerza que la acercaba interiormente a Cristo. Una mujer que supo llevar su cruz con alegría y que nos ayudó a todos nosotros a cargar nuestras propias cruces.«MANA» siempre colocó su generosidad para acompañar los sufrimientos de los otros y siempre nos enseño a no tenerle nunca miedo al sufrimiento visto a la luz de las bienaventuranzas.

Inmediatamente Jesús dirá «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios». «MANA» fue una mujer de alma limpia y transparente, que ante las dificultades encontraba respuestas a la luz del Evangelio porque era una mujer de corazón limpio. En cumplimiento de esta profecía, ya «MANA» está viendo a Dios.

Continuando con el esperanzador mensaje de las Bienaventuranzas, dirá Jesús: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia». «MANA» fue una mujer practicante de misericordia como la cara más auténtica del amor. Para ella la misericordia no era una simple compasión con el que sufre, sino una efectiva y afectiva solidaridad con todos los afligidos.

«MANA» partió al cielo a recibir la corona que le corresponde a las
«BIENAVENTURADAS».

Ya «MANA»  resucitó… Se nos adelantó en este peregrinaje. Ya disfruta del merecido premio. Sus lecciones y sus ejemplos continuarán viviendo en los recuerdos llenos de amor.

Que el dolor por la ausencia, no nos apague, lo que nos han dejado en el corazón.
Con la mano tendida,  tenemos la certeza de encontrarnos en ese paraíso junto a tantos «BIENAVENTURADOS».

Es imposible el olvido. Las manos de esta mujer siempre estaban repletas de ternura.

A la hora de tu partida al paraíso… Guardo silencio. Un silencio que es como un hondo silencio de campanas.

Siguiendo su ejemplo seguimos diciendo si a la vida, a pesar de todo. Decimos si a la vida, de cara al sol.

«MANA»  renacerá en el amor con los demás. Quienes compartimos con ella trozos de vida seguimos habitando en cada gesto que su esperanza dejó en nuestro corazón.

Con coraje seguiremos sembrando sueños, porque MANA fue UNA MUJER BIENAVENTURADA