GRADUACIÓN EN AUSENCIA

Dr. Felipe Guerrero

  

Con la herida de la ausencia asistimos al Solemne Acto en el cual la Universidad entregó el Título Universitario del «Morocho Luis Gerardo». Ya habíamos asistido con idénticas características al Acto de Graduación del «Morocho Luis Felipe». En esas culminantes ceremonias, ellos no han estado presentes. Son los ausentes que reciben el trofeo luego de una larga lucha de intensa formación académica.

La solemne ceremonia nos permitió recordar el «GAUDEAMUS IGITUR» «ALEGRÉMONOS PUES» el himno que se viene cantando desde el siglo XVIII en las Universidades

En el aula magna, la añoranza brotaba constantemente de los poros, porque las heridas están muy frescas. Nunca imaginamos que la melancolía se sintiera como una lesión en carne viva.

Los «Morochos» concluyeron exitosamente su formación universitaria y se hicieron profesionales, pero no pudieron asistir, ni siquiera ser espectadores de este significativo acto. La mayor pena de los «Abuelos» fue no haberlos visto recibir en sus manos el merecido Título Profesional en este momento solemne que siempre soñamos.

«Los Abuelos» estuvimos presentes todos los días de su niñez y de su juventud. Los vimos crecer, preparamos innumerables desayunos, a su lado orientamos montones de tareas, fuimos a comer helados, asistiendo al «Templo del Futbol» tratamos de darles lecciones sobre ese deporte, mientras una multitud victoriosa, a nuestras espaldas rugía a favor del Aurinegro.

Con «Los Morochos» festejamos históricas victorias y lloramos dolorosas derrotas.

Luego esos «Morochos» se convirtieron en Maestros y eran ellos quienes nos daban clases sobre ese ritual que se cumple en la grama con un balón en los pies. Ahora no frecuentamos el «Templo del Futbol». La histórica franela de amarillo y negro está guardada. En «La Fortaleza» también «La Abuela» colgó la camiseta, se alejó del equipo de sus amores, porque prefiere llevar tatuada en el corazón la imagen del Barça de Messi.

Al recibir esos títulos volamos imaginariamente a otros escenarios. La fantasía indaga en la geografía exterior y establecemos un diálogo con el desplazamiento. Como no declamar con «Los Morochos» los Versos Sencillos de José Martí para decir «Yo vengo de todas partes y hacia todas partes voy» o parafrasear a Rubén Darío en su Canto Errante para decir «El cantor va por el mundo sonriente o meditabundo» o releer el Pasaporte Apátrida de Juan Manuel Roca y repreguntar: «Morochos: « ¿Entenderán en la aduana / Si les decimos que somos del lugar donde ustedes se encuentran?».

En este acto de ausencia presente, extendimos los brazos y nuestro abrazo voló más allá de las ventanas. El vuelo imaginario nos llevó a festejar en un recuerdo tan parecido a aquellas tardes cuando junto a «Los Morochos» el abrazo era signo de festejo porque como afirmó Albert Camus «Lo que finalmente sabemos de la moral y de las obligaciones, se lo debemos al fútbol».

Como miles de «Abuelos» de esta aldea, hemos perdido muchos abrazos, pero esta tarde los recuperamos en la solidaridad de otros muchachos que portaban la toga y el birrete. En ese instante los recuperamos… Sentimos la presencia de los «Morochos» en el aire, porque los abrazos no necesitan pasaporte ya que los abrazos no tienen fronteras.

Ahí recordamos otros días, cuando desde el «La Fortaleza» veíamos al sol ascender « hacia su plenitud reveladora… mientras jugamos en el jardín sin sombras… Hoy la juvenil edad y nuestros cansados años se igualan y se complacen juntos en este goce que niega las distancias, que nos funde en el grito alegre y en la sonrisa de la vida compartida.

Conocemos sin tristeza el declinar del sol, aceptamos el espejismo de tiempo detenido para volver juntos al jardín en esta suma dicha de juntar nuestro ayer y el futuro de los nietos en una felicidad inacabable. Confiamos en que vendrán otros actos de grado en las universidades…Vamos a sembrar esperanza para más nunca haya una «GRADUACIÓN EN AUSENCIA»