RAFAEL ARELLANO MORA

Dr. Felipe Guerrero

                                      

Si conmemorar es recordar un acontecimiento histórico o traer a la memoria a una persona destacada en la fecha en que se cumple algún aniversario, este Ocho de Febrero conmemoramos los Veinte años del nacimiento a la vida eterna de nuestro querido maestro RAFAEL ARELLANO MORA.

Aunque nos separen dos décadas de su partida a la patria celestial, hay una enorme carga de lecciones de este educador que continúan teniendo una impresionante vigencia.  En su tiempo, RAFAEL ARELLANO MORA supo proponer perspectivas adelantadas a cosas que hoy para nosotros son comunes, pero que en su momento abrieron camino para que todas las personas pudieran vivir con mucha más sencillez y en armonía respirando el aire fresco del mensaje evangélico, porque educaba con amor y «enseñar no es otra cosa que escribir en el corazón de un niño y dejar huella en la vida de una persona».

Este miércoles Ocho de Febrero a las diez de la mañana en el Templo de «Cristo Rey» en Las Lomas nos reunimos para participar de una Celebración Eucarística de Recuerdo y de Gratitud. Recuerdo y gratitud a un hombre que vivió dictando lecciones en la tierra y ahora está enseñando más allá de las nubes.

Los discípulos agradecidos por la obra del maestro compartiremos nuestra «Acción de Gracias» por este maestro que participó activamente en nuestra formación cuando éramos unos niños y nuestra vida sólo se conjugaba en tiempo futuro.

El Templo de «CRISTO REY» ubicado en Las Lomas en la ciudad de San Cristóbal, será el punto de encuentro de los discípulos del maestro RAFAEL ARELLANO MORA, para compartir en celebración eucarística nuestra gratitud a Dios por la vida y obra de este querido maestro.

Vamos a convertir el Templo de «CRISTO REY» en una nueva aula de clase para que vuelva el maestro a dictarnos sus eternas lecciones de generoso servicio.

Con nuestra oración vamos a recordar y a reconocer el trabajo de un educador que fue acicate y estímulo para nuestras vidas, que forma parte de nuestra historia personal y que llena a muchas generaciones de recuerdos imborrables.

RAFAEL ARELLANO MORA más allá de enseñarnos a leer y a escribir bien o a conjugar correctamente los verbos, fue la persona especial que conocimos y que dedicó atención especial a cada uno de sus alumnos, que nos marcó senderos para poder recorrer nuestro camino. Este maestro nos ayudó a abrir nuestros ojos, a llegar a los libros, a conocer nuevos mundos y a construir nuevas historias.

RAFAEL ARELLANO MORA fue un MAESTRO que se dedicó a educar en el salón de clases y más allá de los linderos del aula.

En achaque de dictar clases de Castellano, educaba para que cada alumno fuera capaz de encontrar su camino, para que fuésemos capaces de descubrir aquello que hacia vibrar nuestra alma y con lo cual podíamos servir a la sociedad.

Educaba para que sus alumnos aprendiéramos a vivir en una sociedad con historia, con memoria, con presente y con futuro.

Este maestro nos educaba para que en la vida comunicáramos nuestras ideas, para que nos expresáramos con precisión, para que proclamáramos con claridad lo que sentimos y las razones por las cuales actuamos de esa manera.

Nos educaba para que sus discípulos fuésemos capaces de identificar las injusticias y para reaccionar ante ellas.

RAFAEL ARELLANO MORA fue un MAESTRO que nos mostraba el mundo desde distintas perspectivas con el propósito de fomentar el pensamiento crítico.

Al recordar el permanente esfuerzo que durante su peregrinaje terrenal realizó el maestro RAFAEL ARELLANO MORA, hizo suya la hermosa expresión de José Martí quien afirmó: «Enseñar, que es lo más bello y honroso del mundo».

Con afecto y admiración como discípulo de este gran maestro proclamamos nuestro humilde reconocimiento por sus invalorables servicios, por su dedicación a la enseñanza y por indicarnos el correcto camino del humanismo. No sólo me cuento entre uno más de sus alumnos, sino que tuve la impagable oportunidad de disfrutar de su consejo y su cercanía. Como decía Carl Jung «Uno recuerda con aprecio a sus maestros brillantes, pero con gratitud a aquellos que tocaron nuestro corazón»

En La Grita iniciará a marcar su impronta magisterial en el histórico Colegio «Sagrado Corazón de Jesús» en donde ejerce la Dirección de la institución a partir del año 1950.

Luego sus enseñanzas se multiplicarán en el Colegio «Santa Rosa de Lima», en el Liceo Militar «Jáuregui», luego dirige con gran acierto el Liceo «Camilo Prada» de Michelena y continua regando semillas de valores en el Liceo «Emilio Constantino Guerrero» de San Cristóbal.

Buena parte de mi vida la he dedicado a la educación. No ingresé al Pedagógico con una clara vocación docente. Sabía, sí, que podía replicar las enseñanzas del maestro RAFAEL ARELLANO MORA. Sabía que tal como lo hacían los grandes maestros, era bueno compartir y transmitir ideas.

El compromiso con mis alumnos ha sido un buen viaje para la vida. No existe poder de transformación más grande que el de un maestro sobre su discípulo, ni poder de transformación más bello que el de un discípulo sobre su maestro. Por eso hoy rindo homenaje al maestro RAFAEL ARELLANO MORA.