Silenciosamente inició su periplo hacia las moradas del cielo el Maestro ANTONIO RAMÒN CARRERO FLORES, nuestro compañero de peregrinaje.
Muy temprano me llegó la noticia de la partida a la casa de nuestro padre del Cielo y lo primero que hicimos fue elevar un Salmo de Gratitud al creador por lo que significó la vida de este maestro para la sociedad venezolana.
Se fue uno de los auténticos. La palabra MAESTRO puede tener variadas acepciones, todas alrededor de la expresión de la excelencia en el quehacer. Desde su significado más simple, según la cual MAESTRO es el que enseña, hasta quien entiende que MAESTRO es el que ejerce su profesión con alegría, con conocimiento, con habilidad, con prudencia, en último término con sabiduría. Por eso puedo asegurar que despedimos a un auténtico MAESTRO
ANTONIO RAMÒN CARERO no sólo actuó como MAESTRO para quienes fueron sus discípulos en el aula sino también para todos aquellos que tuvimos la oportunidad de compartir cosmovisiones y al expresar nuestros ideales teníamos la posibilidad de mirarnos con luz clara, sincera, abierta y transparente y por eso siempre estábamos dispuestos al diálogo, pero no para llegar a soluciones fáciles, sino fundamentalmente para poder aceptar la pluralidad de las concepciones.
Eran otros tiempos en los cuales prevalecía el respeto y la verdad engrandecía a las personas y nos permitía diseñar y construir teniendo en cuenta que sabíamos por qué vivir y para qué vivir.
Hoy doy Gracias a Dios por haber podido compartir con el maestro ANTONIO RAMÒN CARERO hermosas responsabilidades en favor de la escuela en esta tierra del Suroeste Andino Venezolano. En los lejanos tiempos iniciales de la década de los años Ochenta del pasado siglo, al asumir la responsabilidad de conducir la Dirección Regional de Educación de los Andes, le invité para que me acompañara en la Coordinación de Educación Primaria. Con gran humildad y responsabilidad aceptó esa tarea y hoy luego de tantos años, doy gracias a Dios por la vida de este Maestro que siempre soñó y trabajó por construir una Venezuela diferente, llena de fraternidad y por lo tanto muy cerca de Dios
Fue un convencido de la importancia de la Educación Primaria y siempre apostó por atender a la infancia
El testimonio de todo cuanto realizamos en Educación Primaria nos remite a momentos muy diversos, todos unidos por el fondo común del servicio generoso. Para recordar al maestro ANTONIO RAMÒN CARERO no basta reseñar sus extraordinarias cualidades como transmisor de ideas, es necesario hablar del hombre que cultivó la amistad respetuosa, que era capaz de introducir a su novel discípulo en el magnífico universo de sus reflexiones, no con el fin de buscar ser imitado, sino con el de ayudar al alumno a configurar una personalidad original y auténtica.
Se marchó el maestro ANTONIO RAMÒN CARERO, un formador de varias generaciones que donó una enseñanza dadivosa, que despreciaba la rigidez, las hormas y los moldes, porque prefería la formación de espíritus distintos, dotados de voces y sentimientos personales. Y es que, al fin y al cabo, integramos una generación que aprendió a amar las infinitas puertas que abre la libertad, porque percibimos su inacabable riqueza, porque entendimos bien que de la libertad se alimentan los más elevados despliegues de la inteligencia.
No se termina el largo e incansable magisterio del maestro ANTONIO RAMÒN CARERO. Sus lecciones siguen contagiando de modo intenso el amor por la libertad. Por eso le decimos: HASTA LUEGO MAESTRO