CON LEON XIV

Dr. Felipe Guerrero

Ahora la barca de la Iglesia Católica la conduce LEON XIV.

«Ayúdenme a construir puentes», pidió el pontífice a la multitud desde el balcón central de la basílica de San Pedro en sus primeras palabras dirigidas al mundo entero.

Este romano pontífice retoma esta identificación que inicialmente fue escogida por el Papa número Cuarenta y Cinco, también conocido como «LEÓN I», quien orientó a esta comunidad de Discípulos del Resucitado desde el 29 de Septiembre del año 440 hasta el 10 de noviembre del año 461. En un momento de su pontificado, Benedicto XVI dijo que la conducción de León I fue «Una de las más importante en la historia de la Iglesia». 

Transcurre el tiempo y en 1878, tras la muerte de Pío IX, se reunió el Cónclave y el 20 de Febrero de 1878, en el tercer escrutinio se seleccionó al Cardenal Vincenzo Gioacchino Pecci, quien escogió el nombre de León XIII al ser elegido Papa. La humanidad entera no olvida su permanente lucha por los pobres y por vivir alejado de los lujos.

León XIII fue un ferviente defensor de los débiles, de los pobres, de los excluidos, de aquellos que no tienen voz.  Su pontificado se extendió por veinticinco años entre 1878 y 1903.

En esta hora, luego de más de Ciento Veinte años,  otra vez un Papa elige el nombre de LEON.

La conducción del mundo Católico por León XIII significó un acercamiento de la Iglesia alas realidades del mundo moderno. Frente al creciente problema obrero, en 1891 dio a conocer la encíclica «RERUM NOVARUM».  En este extraordinario documento deploraba la opresión y la evidente esclavitud de los numerosísimos pobres por parte de «un puñado de gente muy rica» y preconizaba la necesidad del salario justo y el derecho a organizar sindicatos, al tiempo que rechazaba vigorosamente el socialismo estatista.

La encíclica «RERUM NOVARUM» representa la carta de fundación de la democracia cristiana. Ese texto representa la fundamentación cristiana para lograr un salario digno, suficiente para mantener a una familia, un salario que le permita a una persona ganar lo neesario para vivir con la dignidad propia del ser humano en el presente y construir con su trabajo una realidad distinta para las generaciones venideras.

Hoy a más de 130 años después, quienes se ganan la vida vendiendo su fuerza de trabajo han logrado muchos avances y luchas. Sin embargo, en la actualidad, muchos trabajadores sobreviven con salarios insuficientes para afrontar la dura realidad.

La presencia del Papa LEON XIV renueva nuestra esperanza. Es la hora de redescubrir y reactualizar el eterno mensaje de la «RERUM NOVARUM». Este documento es la columna vertebral de la doctrina social católica.  Con todo lo que ha cambiado desde entonces la sociedad, aparece un resurgimiento de las causas de los derechos de los trabajadores y de las cuestiones laborales. Los principios de justicia laboral de la «RERUM NOVARUM» siguen siendo tan relevantes hoy como cuando fueron escritos. Los ideales por un salario justo, por el derecho a sindicalizarse y por las condiciones de trabajo seguras que se encuentran en la «RERUM NOVARUM», sirven como una brújula para que todos, católicos y no católicos la utilicen como guía.

La «RERUM NOVARUM» fue la respuesta largamente esperada a los acontecimientos de la época, el programa de apoyo para el principal grupo social más afectado por la Revolución Industrial, es decir, los obreros. La cuestión salarial es un imperativo de justicia, porque con los salarios los trabajadores mantienen a sus familias.

La «RERUM NOVARUM» alertó y advirtió contra la riqueza excesiva. Ve cómo «algunos excesivamente ricos imponen un yugo casi servil a una masa de desposeídos»; pero igualmente se opone al socialismo, en su pretensión de colocar todos los medios de producción en manos del Estado.

Desde mi alero empecinado de fervor humano encuentro en LEON XIV la imagen del JESÚS DE NAZARETH, el predicador del evangelio de los pobres

A veces se discute si los pobres a los que se dirige el anuncio del evangelio se refieren a los pobres en un sentido socio-económico o en un sentido espiritual, como «pobres de espíritu» En realidad, ambas dimensiones están íntimamente relacionadas. De hecho, la misma bienaventuranza, en el evangelio de Lucas, se expresa simplemente diciendo «Bienaventurados los pobres» (Lucas 6,20). Desde el punto de vista bíblico, los pobres son aquellos que, no disponiendo de los medios necesarios, tienen que poner su esperanza en Dios.

Que la acción de LEON XIV impulse a la comunidad a luchar por la justicia con el mensaje liberador que nos ha servido de acicate y estímulo desde la «RERUM NOVARUM».

Hoy se renueva el mensaje dado por Jesús: «El espíritu del Señor me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a proclamar la libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a pregonar el año del favor del Señor… HOY SE CUMPLE ESTA ESCRITURA EN PRESENCIA DE USTEDES» (Lucas 4, 18-21).

Leave Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *