
Ya sea de manecillas o de arena, caminamos con el reloj. Nuestros pasos se confunden entre los millones de sonidos que nos aproximan y nos unen. Nos emparentamos con el tiempo porque por nuestras venas corre la esencia de las cosas. Los latidos de nuestro corazón son, a la vez, la medida más fidedigna que tenemos del tiempo.
Está finalizando una estación y ya se acerca un tiempo nuevo. Con el susurro seco del reloj recuerdo que en 1971, hace más de medio siglo, acompañamos la marcha generosa de un grupo de Quijotes que con gran desprendimiento emprendieron la hermosa tarea de ser alfareros de almas juveniles, en las humildes comunidades de La Ermita, el 23 de Enero, Puente Real y Madre Juana.

Entre ese selecto grupo de Quijotes estaba el maestro JOSÉ DE LA LUZ CHACÓN..
Regreso del templo donde fuimos a darle Gracias a Dios por la vida de este maestro.
Cerca del altar del resucitado estaban presentes maestros y alumnos de esa época. Con esos muchachos que hoy son destacados profesionales y personas de bien, se abrió hace más de medio siglo el Liceo «Gonzalo Méndez».
Quienes hoy vivimos la edad de la nostalgia recordamos esa epopeya. Hemos acompañado por más de medio siglo la marcha ascendente de esta querida institución. En la hora inicial, hasta sus aulas, talleres, laboratorios y canchas deportivas, se acercó un valioso grupo de soñadores, deseosos de enseñar a deletrear a Juan Bimba y ahí en una hermosa simbiosis todos fuimos maestros y alumnos para en solidaria comunión aprender a valorar los tesoros ocultos del alma venezolana. Enseñando aprendimos que es la única manera de ejercer un magisterio provechoso.
Ahi con JOSE DE LA LUZ CHACÓN iniciamos esta la marcha indetenible de los tiempos, este peregrinaje interminable de proyectos.
Definitivamente estamos hechos de tiempo, del tiempo que nos fermenta la vida, del tiempo que hace que crezcan madreselvas bajo los párpados, de ese tiempo de los momentáneos milenios de lluvia.
Ante la partida de JOSÉ DE LA LUZ CHACÓN, fuimos al templo a batir el pañuelo de las despedidas.
El histórico día que abrió sus puertas el Liceo «Gonzalo Méndez», maestros y alumnos sentimos una misma impresión, una mezcla de placer y de temor, porque éramos simultáneamente Adultos y Niños que íbamos a aprender enseñando.
El maestro JOSE DE LA LUZ CHACÓN se fue a dictar clases en las escuelas del cielo. En el púlpito del templo recordamos la apertura de esa institución liberadora, porque esa inolvidable fecha la conservamos intacta ya que el Liceo «Gonzalo Méndez», al recibir el futuro representado por los jóvenes, parecía ser uno y muchos gritos juntos, muchos deseos que trazaban murallas para el mañana, un alegre repiquetear de carcajadas, o todo un coro de impaciencia para conjugar en tiempo futuro.
Estamos convencidos que nuestro peregrinaje ha sido siempre una mudanza del compartir fraterno a la soledad. En aquella hora, con la compañía de JOSE DE LA LUZ CHACÓN tomamos los remos de la esperanza y emprendimos la aventura de navegar los mares de la formación de esa generosa juventud, todos buscábamos el puerto seguro cuyo norte lo marcaba la brújula de la fe… Hoy muchos de los peregrinos se marcharon a la patria azul del cielo. Para los que se fueron a las escuelas del paraíso, nuestro recuerdo agradecido por todo el aporte que brindaron.
Tenemos la certeza de que esta es una hora para agradecer. Para agradecer al Dios de la vida por la existencia del maestro JOSÉ DE LA LUZ CHACÓN y por todos los que entregaron sus mejores esfuerzos desde este plantel que ha sido un hogar para la utopía. Agradecer por todos esos jóvenes que desde los salones de clase, desde los laboratorios, desde los talleres o desde las canchas deportivas ya estaban visionando sus sueños de futuro y que hoy por hoy son una hermosa realidad.
Este es un tiempo para agradecer a cada una de las familias con las que interactuamos en los espacios del Liceo «GONZALO MÉNDEZ». En esos humildes hogares aprendimos que la sencillez es la que nos hace grandes. Buen momento para agradecer a los miles de alumnos que recibieron y aceptaron la eternas lecciones de que la justicia, la generosidad y la fortaleza, son las herramientas para forjar la personalidad.
La partida de JOSÉ DE LA LUZ CHACÓN ha servido de motivación para reunirnos como hermanos a compartir no solo la amistad sino también una oración para agradecer por las vidas generosas de todos los que se nos adelantaron en el camino hacia la eternidad.
A pesar de nuestra renovada esperanza ¡CUESTA DECIR ADIOS!