.Hemos vivido un año de muchas despedidas. Hay adioses que es mejor no pronunciar porque sobran las palabras. Las despedidas nunca fueron fáciles, sobre todo si de quien nos despedimos es nuestro hermano. En consecuencia, ese adiós es más difícil. Ese adiós va acompañado de dolor…
Acabo de recibir la dolorosa noticia de la partida de mi hermano RUBÉN RUIZ.
Hoy puedo asegurar que a lo largo de este camino muchas veces duro de nuestra vida, la existencia nos regala la presencia de seres irrepetibles a quienes tenemos la suerte de conocer. Una de esas personas ha sido RUBÉN RUIZ, un hermano cuya sola presencia irradiaba tanta paz, que todo aquel que estaba a su lado se sentía dichoso.
Mientras sigamos viviendo, RUBÉN RUIZ formará parte de nosotros. Cada diálogo compartido lo conservamos en nuestra memoria. Cada palabra pronunciada quedó sellada como lección de vida. Cada gesto que hizo quedó grabado en nuestra retina. Cada testimonio de solidaridad quedó guardado para siempre en nuestro corazón.
No hay palabras para expresar lo que RUBÉN RUIZ significó para tanta gente, lo que si puedo asegurar es que a esta hora hay miles de corazones llenos de gratitud por tanto que él nos dio.
RUBÉN decidió levantarse de esa cama, de un salto montarse en un brioso corcel y partir a ese territorio que está más allá del sol. Sin más. Sin despedidas, sin drama, sin dolor.
A esta hora le digo a RUBÉN: Hermano, vete tranquilo. Transita hacia ese espacio de transparencia. Me tranquiliza, saber que descansas donde querías: Junto a la «Maestra NENA», al lado de «DOÑA NEGRA», que nunca dejó de esperarte, desde que partiera como adelantada de la luz, junto a Karly, al lado de Luis Enrique, Roger y Alfredo. Si no fuera por esa seguridad, viviríamos una eterna desesperanza.
RUBÉN: Te fuiste sin despedirte. Y… Ahora ¿Con quien voy a conversar de aquellas históricas luchas sobre el ring que libraron esos brillantes gladiadores que tú y yo vimos en las vibrantes transmisiones radiales, porque no existía la televisión?
El tema del pugilismo le apasionaba. En muchas oportunidades, compartimos la afinidad por ese pasatiempo, porque la vida es una metáfora del boxeo. Coincidíamos en la convicción de que nuestro peregrinaje por el mundo es como la lucha sobre el ring, en muchos e incómodos sentidos. El boxeo es una metáfora de la existencia. La historia de los boxeadores sacude el alma humana; son personajes que vienen de abajo, donde las puertas están cerradas, hasta que encuentran una ventana abierta para superar dificultades. El boxeo refleja el alma de la persona, porque es un transitar en un espacio donde el hombre cae y se levanta, por eso está tan ligado a la literatura. La gente más desabrigada por la sociedad es la que abraza el boxeo.
No es raro que el pugilismo haya sido el deporte que tiene más registros en el celuloide, de ningún otro deporte hay tantas películas como del boxeo.
Hablar de los gloriosos recuerdos de nuestros grandes boxeadores era para RUBÉN su pasión innegociable por un deporte que nos hizo recorrer el mundo a punta de fintas mágicas y caricias con guantes que noqueaban rivales. Eran venezolanos que aprendieron a defenderse con los puños. Coincidíamos en que el boxeo es una actividad propia de artistas, de bailarines con guantes, porque esos admirados boxeadores fueron llenando a los rivales de caricias y con el pincel enguantado dibujaron cientos de victorias. A cada uno de sus comentarios y a toda la narrativa la dotaba del significado educativo que tiene el boxeo en el marco de la sociedad.
Ahora cuando quiero volver a hablar con RUBÉN de boxeo y de hipismo, me cuentan que se ha marchado sin despedirse. Es cierto que a veces se nos cae una lágrima porque no tenemos con quien compartir estos recuerdos, pero estoy convencido que al final nos reencontraremos en esa patria que vive en eterna primavera y juntaremos nuestras voces a los coros celestiales para entonar el himno de la gloria del Señor.
En esta hora valoro cada instante compartido. Fueron espacios de plenitud, regocijo y bienestar, El tiempo convierte a cada uno de esos momentos en invaluables tesoros que nos acompañarán por siempre, porque a pesar de cualquier ausencia física siempre RUBÉN estará a nuestro lado, ya que es imposible borrar los recuerdos, pero aún más es imposible olvidar toda su generosa vida de servicio.
RUBÉN: Ojalá y puedas escaparte un rato del cielo para venir a reencontrarte con el «Guerrero del Camino» y reanudar la sabrosa conversa sobre hipismo y sobre boxeo.
RUBÉN: DESCANSA EN PAZ.