«MÁS  ALLA  DEL SOL»

Dr. Felipe Guerrero

Voy cargando un pesado saco de tristezas… Se han marchado familiares muy cercanos y entrañables amigos.

Cada vez que conozco de seres queridos que toman su morral y se ponen en camino hacia la patria de la eterna primavera; intento ir al puerto para pronunciar el adiós definitivo. Siento que no puedo estar ausente… Tengo la obligación de llegarme hasta el malecón de las ilusiones, para acompañar a mis hermanos de la sangre y a mis hermanos del afecto en la última hora de su partida.

En estos días de mitad del año, me llegué hasta el Templo de Santo Domingo de Guzmán, una imponente construcción que es emblemática en San Cristóbal. El diseño de la obra presenta la analogía de un barco, logrado mediante las líneas horizontales y curvas de la construcción, basada en la idea de que la iglesia es la barca de la salvación En la fachada una torre de más de sesenta metros de altura incorpora la enorme escultura de un Ángel, en la quilla del  barco.

Ese barco es un espacio que me resulta muy familiar. Ahí siempre encontraba al MAESTRO VALERIO NIÑO, junto a la compañera de toda su vida ANA FRANCISCA ANDRADE DE NIÑO.

Ahora ese  Templo de Santo Domingo de Guzmán se convirtió en el muelle de las grandes despedidas. En ese malecón batimos el pañuelo verde de la esperanza para despedir al MAESTRO VALERIO NIÑO. Sólo el resplandor de su vida me permitió contemplar a la distancia su viaje hacia el cielo azul por el camino que él  abrió a golpe de incansable y fatigosa lucha.

Estoy convencido que en esta tierra existe un firmamento donde las estrellas nunca se apagan, porque los maestros como VALERIO NIÑO nos enseñaron y aprendimos que ante cualquier dificultad debemos sumergirnos en la fe y arroparnos  con la ruana de la alentadora esperanza.

La hora de la despedida es un buen momento para el recuerdo agradecido al MAESTRO VALERIO NIÑO, quien acaba de partir a dar clases en las escuelas del cielo. «Uno recuerda con aprecio a sus maestros brillantes, pero con gratitud a aquellos que tocaron nuestro corazón»

La obra del  MAESTRO VALERIO NIÑO la dibuja perfectamente el Libro de Daniel: «Los Maestros Sabios resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia, como las estrellas a perpetua eternidad.» (Daniel 12,3)

Siento el orgullo de pertenecer al grupo de muchachos que luego de la caída de la anterior dictadura militar,  nos incorporamos con profunda esperanza al Humanismo Cristiano. Integramos las filas de la Generación de 1958 que inundó los aires de la patria con el canto del «Juventud victoriosa, victoriosa, victoriosa…». En esa causa de sueños, hemos peregrinado toda la vida,  sin desviarnos del camino cierto de los principios que nos enseñaron maestros como VALERIO NIÑO.

Contribuyó con más fe y entusiasmo que nadie para lograr la apertura del Centro de Formación que ayudamos a construir desde la «Fundación Rerum Novarum». Recuerdo que desde ese púlpito del pensamiento cristiano una vez nos dijo: «A los Maestros no nos definen los grados académicos, ni los bienes materiales. Lo que nos define es la huella que dejamos en la vida de los demás».

El MAESTRO VALERIO NIÑO  supo hacer de la «Fundación Rerum Novarum» y de la Escuela Normal J.A. Román Valecillos los mejores paraninfos, para proclamar la voz de nuestros jóvenes como personas con elevada dignidad, darles herramientas para su lucha liberadora y hacer de los más humildes  el objeto de nuestra interpelación como cristianos.

Tal como en aquellas lejanas estaciones, hoy seguimos convencidos de que junto al MAESTRO VALERIO NIÑO seguimos siendo  parte de una comunidad en la cual hemos bregado de verdad por la justicia social. En esta hora al despedir  al maestro,  pregonamos el compromiso de lucha a favor de los sectores explotados y excluidos del sistema educativo.

Por encima del recuerdo de todas su virtudes, de su bondad, de su carácter metódico y detallista, su partida nos ha hecho pensar en el MAESTRO VALERIO NIÑO como un ser humano  extraordinariamente singular. Una de las personas  más coherentes que he conocido  y eso es algo que no abunda, porque es sin duda uno de los rasgos de la personalidad más difíciles de conseguir y, sobre todo, más difíciles de mantener a lo largo de toda una vida.

El MAESTRO VALERIO NIÑO fue un hombre como aquel que describe Primo Levi: «Era un ser íntegro, sencillo, humano, servicial, humilde, firme y flexible…».

MAESTRO VALERIO NIÑO Seguro que nos vamos a reencontrar… Nos reencontraremos «MÁS ALLÁ DEL SOL»

En este momento menguado que vive la patria, renovamos nuestra esperanza de que el MAESTRO VALERIO NIÑO«solo se nos adelantó en el camino pero que sigue viviendo  en los recuerdos llenos de servicio y de generosidad». Conviene recordar a quienes fuimos sus compañeros de peregrinaje «Que el dolor por la ausencia, no nos apague, lo que nos han dejado en el corazón». En este otoño que vive Venezuela necesitamos continuar «Diciendo si a la vida, a pesar de todo, diciendo si a la vida, hasta que viajemos más allá del sol…».

En este instante en el cual inicia su peregrinaje por las escuelas del cielo, los amigos y los discípulos de MAESTRO VALERIO NIÑO, regresamos a nuestras viejas escuelas,  nos juntamos con Andrés Eloy Blanco y le decimos:

MAESTRO VALERIO NIÑO… «Vuelve, que se me olvidó… Que te iba a colgar del cuello… Este escapulario rojo…que me rompe el lado izquierdo.

Quédate un poco más… Márchateme un poco menos… Véteme yendo de algún modo… Que me parezcas viniendo.

¡Y no me grites Adiós!… Ni digas hasta la vuelta… Vete marchando de espaldas… Para creer que regresas.». 

1 Comments

  1. Alfredo A. Ramirez C.

    Profesor Felipe Guerrero,no lo conozco personalmente,pero solo un hombre que vive profundamente la doctrina de Nuestro Señor Jesús Cristo y Glorioso,puede plasmar con su pluma una proclama tan excelsa e impoluta sobre otro hombre que vivió una existencia totalmente coherente en su pensar,actuar y sentir como el gran Valerio Niño.

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