«SABOR A NOSTALGIA»

Dr. Felipe Guerrero

Algunos dicen que «La Nostalgia» sabe amarga, que duele, que atemoriza y que nos apachurra el alma… Otros aseguran que «La Nostalgia» sabe a viejito y a recuerdos del pasado. Todos sabemos que «La Nostalgia» tiene el inolvidable sabor al café tinto, recién colao que en las frías madrugadas de La Grita preparaba mi «Nona Margarita» y que al degustarlo por un inexplicable milagro se convertía en una armonía musical para el paladar. «La Nostalgia» también sabe a «Pizca Andina» que es mucho más que una simple preparación culinaria. Es el desayuno por excelencia en mi aldea,  porque devuelve el calor al cuerpo para comenzar la jornada esquivando el intenso frio de la montaña. 

La «Pizca Andina» es un puente entre el pasado y el presente, entre la memoria y la realidad, es una canción que despierta los recuerdos de las preparaciones de  la «Nona», entonces «La Nostalgia» evoca un sentido muy personal de tiempo, espacio o lugar. Todos conocemos esa añoranza por lo que ya no está, que aparece en tonalidades invariablemente sepia, en blanco y negro o teñida por la luz del ocaso.

El escritor Milan Kundera se refiere a esa emoción como algo prodigioso. Dice el poeta que: «El crepúsculo de la desaparición lo baña todo con la magia de la nostalgia»  y la querida maestra Gabriela Mistral nos muestra el deseo de regresar en el tiempo cuando dice: «Quiero volver a tierras niñas; / llévenme a un blando país de aguas. / En grandes pastos envejezca / y haga al río fábula y fábula».

Recientemente regresé a La Grita. Fui de visita a mi aldea. Al pasear por sus calles busqué con la memoria «Las Almojábanas», «Las Quesadillas» o «Los Bizcochuelos». No encontré la célebre Panadería  de los hermanas Ramírez Murillo, ubicada en la calle tres, lugar de frecuentes visitas, porque siempre al finalizar cualquier ceremonias religiosa en el templo de María de los Ángeles, quienes actuábamos como Monaguillos atendiendo los servicios del altar, inmediatamente visitábamos esa panadería que era otro templo, donde el santo olor del  pan era capaz de competir con el santo olor del incienso.

Todas esas panaderías que frecuenté en mi niñez  ya no existen. Pero todavía esas «Almojábanas» y esas «Quesadillas» viven dentro de mí y de mis imaginarios, al formar parte de mi historia.

En esta hora la Asociación de Panaderos de Jáuregui está invitando al acto de recepción  de la insignia mediante la cual «Las Quesadillas de La Grita» han sido declaradas patrimonio gastronómico y cultural del estado Táchira.

Al echar la mirada atrás nos reencontramos con las sabrosas «Quesadillas» y se nos encoge el corazón con esa mezcla de dulce y de salado; por lo que significa esa estrella de queso y bocadillo;  por eso elevamos un salmo de gratitud al Dios que ayer alimentó a los Israelitas con Maná y que revivió en aquellos inolvidables panaderos de La Grita, que según la expresión del poeta fueron «Hacedores de ilusiones para elaborar las sabrosas quesadillas en forma de estrella viajera».

Hoy la nostalgia sabe a diálogos en el Parque de los Saberes, a canciones llenas de amor, a manjares dominicales, a café tinto, pero también sabe a abrazos que no volverán.La nostalgia sabe a amor eterno, a familia y a amistad. Sabe a recuerdos regados de la infancia.
La nostalgia sabe a agradecimiento, a momentos felices, a huellas en el corazón…La nostalgia sabe a «Quesadillas», por eso nunca tendrá sabor a olvido.

Las  «Quesadillas» tienen SABOR A NOSTALGIA

2 Comments

  1. Mi estimado y admirado Felipe, aprovecho este espacio para destacar la hermosura y la carga emocional de tu escrito, como usualmente lo reflejas en cada artículo. Estas líneas en particular me han permitido hacer un paralelismo con vivencias personales en mi terruño Galipán. Gracias por deleitarnos con tu talento y tu generosidad al compartir tan preciosas experiencias, a la vez que realizas tu gentilicio, tu pueblo, tus seres amados. Extraordinario, mi querido amigo y colega. Tú también eres parte del patrimonio cultural del Táchira y de Venezuela! Fuerte abrazo, amigo del alma mía!

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