« CUESTA MUCHO DECIR ADIÓS ».

Dr. Felipe Guerrero

Muy de madrugada, en este mes de las flores me avisaron que RAFAEL, el hijo del afecto se había marchado sin decir adiós.

Se fue sin avisarnos previamente, de ese modo nos evitó, esas dolorosas, despedidas que no deben darse jamás, tratándose de una persona como RAFAEL, para quien la sencillez y la humildad y su vocación de servicio alegre y generoso,  eran los caudales que portaba producto de una educación repleta de humanismo como la que él vivió.El adiós es una constante en la vida humana. Todo lo que nos rodea nos dice cotidianamente adiós.

Así, adiós nos dice el día cuando cae aplomadamente la noche, adiós nos dicen las olas cuando terminan sollozantes y lastimeras en las arenas de las playas, adiós nos dicen las flores cuando cierran sus pétalos al caer las sombras. Adiós nos dicen los seres amados cuando tienen que partir a lejanos y obligados exilios, adiós nos dicen los años cuando las arrugas van surcando nuestros rostros.

Quienes somos discípulos del Resucitado, recordamos el mensaje del maestro: «Salí del Padre y vine al mundo, de nuevo dejo el mundo y regreso al Padre»  (Juan 16,28).  RAFAEL dejó este mundo de tantos sinsabores y se marchó a la patria de la eterna primavera. En la hora de su partida,  nos quedan las flores perennes de su recuerdo. Buen momento para agradecer a RAFAEL todo lo que hizo por la comunidad. Desde el momento en que le conocimos, nos dimos cuenta de que era una persona especial. Su compromiso y dedicación hacia la familia que formó con nuestra hija eran evidentes en todo lo que hacía. Desde los pequeños detalles hasta los grandes gestos, siempre dando testimonios de amor y respeto.Ya RAFAEL partió hacia la patria definitiva, porque tal como lo asegura el salmista «Señor: Ante ti somos extranjero, alguien que está de paso, como todos mis antepasados» (Salmo 39, 12). En este peregrinaje estamos aquí solo por un momento, somos visitantes y extranjeros en la tierra, al igual que nuestros antepasados. El Apóstol de los gentiles nos recuerda que somos peregrinos, porque nuestra patria eterna está en el cielo. Allí nos espera Dios, en el que creemos y al que contemplaremos. Somos peregrinos en la tierra. Caminamos sin descanso hacia la patria celestial. Nuestro hermano RAFAEL ya habita y descansa en la patria definitiva. Con razón San Agustín, dirá: «Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti». La firme esperanza que expresa el apóstol  Pablo la repetimos en forma de oración en la plegaria eucarística: Recuerda a tu hijo RAFAEL a quien llamaste  de este mundo a tu presencia: concédele que así como ha compartido ya la muerte de Jesucristo, comparta también con él la gloria de la resurrección.  Esta convicción cargada de confianza, nos da  la fuerza necesaria para sobrellevar el dolor y despierta una

extraordinaria seguridad, que hace valiosa la existencia, porque el final de la vida humana no está en la muerte, sino en la resurrección y la vida eterna.

Como un relámpago asalta la memoria agradecida de familiares y amigos de RAFAEL,  por su permanente testimonio de servicio a todos quienes le solicitaban ayuda y por tantas causas de solidaridad en las que participó y donde siempre se ganó el cariño y el reconocimiento.

Se marchó RAFAEL  pero no se apagó aquella luz que siempre portó  para transitar sin miedo iluminando los caminos de muchos. Su testimonio de vida es un farol que sigue alumbrando a sus seres queridos, a sus amigos de ideal, a sus compañeros de profesión y de trabajo y a la sociedad a la cual sirvió desinteresadamente. 

RAFAEL: Mientras tú vuelas por el azul infinito de los cielos, nosotros seguimos peregrinando, inventando senderos y esquivando derrotas.

RAFAEL:Hoy nuestro canto y nuestras voces terminan en salmo agradecido al Dios de la vida por tu existencia y por tu amistad.

Ahora se deshacen las manos en agitado movimiento. Adioses que quedan flotando en el aire como mariposas en tu recuerdo.

Hay personas a las que cuesta mucho decirles ¡ADIÓS!.

En este tiempo hemos, nos hemos visto obligados a despedir a muchos con los cuales compartimos, estaciones de nuestra existencia.

Ahora se marcha RAFAEL. Parte en el momento en el cual esta tierra aparece inundada de frío, de llovizna y de soledad

Le pedimos al Dios de la vida que nos regale a todos la necesaria fortaleza en esta hora de difícil peregrinaje.

RAFAEL: No nos despedimos de ti, seguimos contando contigo. Sólo te decimos gracias y hasta siempre. Desde allá donde estás, ayúdanos, síguenos ayudando como siempre lo has hecho.Les puedo asegurar que dejamos las lágrimas «solo para la noche, / cuando la casa entera nada  en soledades», porque CUESTA MUCHO DECIR ADIÓS…

3 Comments

  1. José Manuel

    Hermosas y sentidas Palabras profesor Felipe,los que tuvimos la Bendición y la oportunidad de compartir con este hombre de Fe,recordamos más sus actos de buena intención que sus palabras, como es típico en un GUERRERO DE LA LUZ,siempre actuando en el camino del SILENCIO.

  2. Vilma

    Gracias por expresar lo que muchos sentimos por la partida de Rafael. Luz para su alma. Que continúe brillando por la eternidad.
    Mis condolencias para toda la familia. QEPD.

  3. E . Orlando Medina

    Dios lo reciba en se seno
    Fortaleza a su familia
    Mi admirado amigo . Le decíamos » la abuela » en Santa Inés . Descansa en paz

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