Acaba de nacer a la vida eterna el Maestro JOSÉ NICASIO PERNIA. Ante la partida de un maestro bien podemos decir: «Bienaventurados aquellos por quienes lloran los pobres cuando mueren, porque estas lágrimas de la multitud, que no nacen del vínculo de la carne y de la sangre, ni de la memoria de servicios o gratitudes individuales, son la señal de la misteriosa filiación en que los pueblos se reconocen en sus santos y en sus héroes. Ninguna vida más plena, ninguna muerte más bella, ninguna memoria más perdurable que la de estos Elegidos que viven por los demás y mueren por los demás. Estas palabras parecen excesivas. Y sin embargo, solamente esta luz – la vieja y extraña luz del misterio de la Comunión de los Santos – adquiere significado vital y ecuménico»
He querido recordar en esta hora este mensaje cargado de fe y de esperanza.
He querido recordar en esta hora esta extraordinaria convicción que como maestros y como cristianos compartimos con JOSÉ NICASIO PERNIA.
Hace muy pocos días en cordial visita que hizo a nuestro hogar junto con su esposa Judith al comentar la partida de tantos educadores amigos, aprovechamos para reflexionar en familia sobre este dogma de nuestra fe común; porque la Comunión de los Santos nos permite ofrecer auxilios a los cristianos que están en cualquier lugar de la tierra. Este vínculo espiritual elimina distancias y tiempos. Esta unión de hermanos va más allá de la muerte y dura para siempre. Es un lazo espiritual que nace del Bautismo, no se trunca con la muerte, sino que, gracias a la resurrección de Cristo, está destinada a encontrar su plenitud en la vida eterna.
En esta estación muchos educadores partieron a dar clases a las escuelas del cielo. Hoy se marchó el maestro JOSÉ NICASIO PERNIA, pero con todos ellos permanecen los vínculos indisolubles entre los que todavía somos peregrinos en este mundo y los que han cruzado el umbral de la muerte hacia la eternidad. Todos los herederos del resucitado integramos esta única gran Familia.
El maestro JOSÉ NICASIO PERNIA, seguirá intercediendo por nosotros, mientras desde la tierra los centenares de discípulos y amigos elevamos salmos de gratitud por su vida.
En este momento menguado de la educación venezolana renovamos nuestra esperanza de que todos los maestros que han partido solo se nos adelantaron en el camino pero viven en los recuerdos llenos de amor». Conviene recordar a quienes fuimos sus compañeros de peregrinaje y de todos sus alumnos «Que el dolor por la ausencia, no nos apague, lo que nos han dejado en el corazón». En este otoño que vive la patria necesitamos continuar «Diciendo si a la vida, a pesar de todo, diciendo si a la vida, de cara al sol…».
JOSE NICASIO... ¡Maestro! En esta hora te digo con palabras que quisiera mías: «Antes que las sombras destiñan tu mirada, sacude de tus huesos dolor y la nevada; dale a la esperanza un libro con memoria: un libro de historietas que tenga dibujado el sol de la mañana, el cielo conquistado… ¡Que el niño en su cuaderno escriba tu epopeya,
con lápices de oro y alegre melodía!».
En este instante en el cual inicia su peregrinaje por las escuelas del cielo, volvemos a las ambientes del Colegio «JOSÉ FELIX RIBAS» y a las aulas de la Fundación «RERUM NOVARUM», nos juntamos con Andrés Eloy Blanco y le decimos a nuestro amigo y colega JOSÉ NICASIO PERNIA:
MAESTRO… «Vuelve, que se me olvidó… Que te iba a colgar del cuello… Este escapulario rojo…que me rompe el lado izquierdo.
Quédate un poco más… Márchateme un poco menos… Véteme yendo de modo… Que me parezcas viniendo.
¡Y no me grites adiós!… Ni digas hasta la vuelta… Vete marchando de espaldas… Para creer que regresas.».
Descansa en Paz…