En esta hora nos vestimos de gala para rendirle culto a la gratitud y para prodigar el merecido reconocimiento al maestro.
Dicen las estadísticas que cada día damos las gracias más de veinte veces. Muchas veces damos las gracias de forma automática, sin casi darnos cuenta.
Hay una gran diferencia entre dar las gracias y mostrar nuestro agradecimiento, porque mostrar nuestra lealtad y confianza va mucho más allá de pronunciar la palabra mágica «Gracias».
Mostrar nuestro agradecimiento es apreciar y valorar lo que una persona ha hecho por nosotros y todo cuanto nos ha dado. Adquiere pleno valor el viejo proverbio chino que señala «Cuando bebas agua, recuerda la fuente».
En este tiempo nos vestimos de gala para recordar la fuente. Venimos a estimar, a responder, a reconocer, para devolver en humilde homenaje todo lo que un maestro nos dio para que nosotros también intentáramos ser maestros como él.
El maestro JENARO AGUIRRE fue un claro testimonio de un autentico peregrinaje cristiano. Antes de volar a las escuelas del cielo, se dedicó a formar educadores con las invalorables acciones que significaban dar amparo ante el desconsuelo, cobijar soledades, tener siempre encuentran tiempo para la escucha, exhortarnos a los «muchachos» de entonces a creer, a confiar y a esperar contra toda esperanza.
¡Gracias… Maestro JENARO AGUIRRE!. Hoy tus discípulos de «APROFEP» renovamos la tarea magisterial, porque contigo volvemos a la pedagogía de tu vida. Una existencia que es un milagro omnipresente: Tu vida fue y sigue siendo pedagogía para los que continuamos caminando la fe comprometida en Venezuela, porque a tu lado aprendimos a involucrarnos, a empeñarnos, a arriesgarnos, en definitiva a comprometernos en rebelde fidelidad con la tradición del artesano de Nazaret. Gracias por enseñarnos la pedagogía de la Vida… De una vida… De tu vida.
Siempre para el Maestro JENARO AGUIRRE, el presente estaba descontado, todo su empeño lo cifraba en el futuro. Su gran interrogante era: ¿Qué podemos hacer para que nuestra sociedad sea más de hermanos?. Siempre adelantando sus quehaceres, siempre avizorando nuevas acciones, siempre proponiendo nuevos temas. Una mirada inescrutable tras de sus lentes que daba el mensaje de preocupación, pero si la acompañaba con una sonrisa entonces había descubierto una luz en su pensamiento que hacia resucitar la esperanza. Deja, Maestro, que tu arenga sea nuestra, que llevemos muy lejos tu palabra para fecundar la libertad en esta tierra
Que «APROFEP» siga siendo la barca tripulada de esperanzas, que recorra los mares difundiendo tu mensaje, para que cuando ancle en las alturas, el sol brille en la bandera de la institución.
¡Gracias a Dios por la existencia del Maestro JENARO AGUIRRE!…
¡Gracias al Maestro JENARO AGUIRRE!. Sus lecciones dictadas con tanta devoción permitieron llenar de valores nuestros endebles morrales juveniles.
¡Gracias al Maestro JENARO AGUIRRE!. La vida de cientos de muchachas y muchachos fue acrisolada en sus clases severas y contundentes. Fuimos depurados y purificados con el fuego de su testimonio para seguir en esta exigente aventura del espíritu.
¡Gracias al Maestro JENARO AGUIRRE!. Venezuela tiene una deuda de gratitud con su obra. Por el resto de nuestras vidas abonaremos el recuerdo florecido de su rostro, que brota sin cesar en el almácigo de nuestros corazones. ¡GRACIAS MAESTRO!